La Universidad Autónoma de Querétaro es nitida expresión de la sociedad queretana, ya que es vital, compleja y dinámica.
Es vital. La participación constante de estudiantes, profesores y trabajadores en el quehacer universitario es una realidad, actúan e inciden en las estructuras institucionales, reconfiguran las instancias de participación y decisión, se identifican con los valores de la Universidad y observan un comportamiento ético con la finalidad de mantener su presencia y compromiso social. La Universidad crece en infraestructura, en oferta educativa, en matrícula, en el número de profesores y administrativos; los principales indicadores académicos tienen una tendencia de crecimiento constante, producto del imulso y el conocimiento acumulado a lo largo de los años, lo que conduce a la ampliación y diversificación de tareas, a la creación de espacios e ideas innovadoras para atender los requerimientos de formación profesional y respuesta a las demandas sociales.
Es comleja. El número de profesores, estudiantes y trabajadores administrativos, así como el entrecruzamiento de las múltiples actividades de carácter académico, administrativo, normativo y organizativo, muestra a una institución compleja. La diversidad de pensamientos, filosofías, corrientes ideológicas, exige la presencia de equilibrios en la extensa red de relaciones institucionales; las funciones sustantivas deben articularse con las adjetivas y regulativas; la docencia tiene que encontrar puntos de convergencia y articulación con la investigación y la extensión; las necesidades de las facultades y de la Escuela de Bachilleres buscan el balance con las condiciones académicas y económicas de la institución; la labor de los investigadores se enceuntra en la tesitura de articular necesidades sociales con el movimiento disciplinario y la experiencia del investigador; el docente no puede estructurar su planes de trabajo al margen de los intereses, inquietudes y necesidades de los estudiantes. Por su parte, los estudiantes llegan a la Universidad con la expectativa de aprender y crecer como personas para enfrentarse al mundo de trabajo, cuestión que obliga a los órganos administrativos a generar políticas académicas y dinámicas administrativas que garanticen una formación de alta calidad; además, se tiene que cumplir con los comrpomisos laborales adquiridos y fincados en los contratos colectivos de trabajo. Pero, al mismo tiempo, los aspectos referidos tienen sus propios colores con multitud de matices, es una constelación de perspectivas y formas de enfocar las oportunidades de concretar la misión institucional. Ahí recide la riqueza de la institución, ahí es donde los retos configuran compromisos y grandes realizaciones que se plasman en el proyecto de Universidad que queremos y que estamos edificando.
Es dinámica. Tiene fuerza, cadencia, capacidad y voluntad para enfrentar los retos del futuro, logrando integrar la enorme diversidad de propuestas de los distintos sectores universitarios, aprovechando las instancias colegiadas para asegurar la continuidad y problematizando en torno a los grandes temas que exigen respuesta a través de estrategias adecuadas a la situación y al momento hist´´orico que se vive. El crecimiento, cuantitativo y cualitativo, a lo largo de sus años de existencia. refleja la disposición a la renovación y al cambio para ser mejores día a día.
La sociedad contemporánea está llena de oposiciones. El anhelo y la esperanza de una vida en armonía se confrontan con los conflictos económicos, políticos, raciales y religiosos que nos asaltan intempestivamente. La frustración y el desasociego por la incertidumbre del mañana encuentran su contraparte en la energía de las juventudes que impulsan el derecho a las oportunidades en igualdad de condiciones. La Universidad, al dar cabida a todas las disciplinas científicas y por su función social de ser agente de cambio, se constituye en un eje esencial para orientar las políticas públicas destinadas a procurar el bienestar de la población mediante la distribución equitativa de la riqueza producida y en un contexto político de ejercicio pleno de la democracia.
La Universidad Autónoma de Querétaro es producto de la imaginación y de la creatividad, por eso somos patrimonio cultural de los queretanos. Es una distinción ganada a pulso, es una herencia que recibimos de las generaciones que nos han antecedido para indicarnos el tipo de trabajo y el ritmo que debemos imprimirle para no perder el paso. Es altamente satisfactorio saber que la sociedad tiene una confianza ilimitada en nosotros, pero, a su vez, implica una resposabilidad que debemos asumir con visión de largo plazo y acciones que aseguren el patrimonio a las próximas generaciones. (Ver Plan de Trabajo completo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario